En el proceso de concientización de una empresa u organización el flujo de economía circular y la óptima gestión de residuos sólidos son actividades responsables de mucha importancia, compromiso e impacto en el ambiente. Ante ello y en la ejecución de proyectos y acciones de sostenibilidad, surge una interrogante; ¿Cómo medir y demostrar el progreso real de estos esfuerzos en el mercado?.
Para ello, se pueden obtener certificaciones basadas en estándares internacionales reconociendo y validando estos esfuerzos, ayudando a las empresas a mantenerse actualizadas en el ámbito sostenible.
Veamos tres tipos de estas certificaciones:
Certificaciones al Sistema de Gestión Ambiental
Después que una empresa haya establecido su Sistema de Gestión Ambiental conforme a la norma ISO 14001, que incluye las herramientas para asegurar el cumplimiento de los requisitos ambientales, ahora es el momento de buscar la certificación.
En detalle, algunas organizaciones certificadoras como AENOR o SGS ofrecen certificaciones a las que las empresas pueden acceder tras superar una auditoría. De esta manera durante esta auditoría, se verifica que el sistema implementado cumpla con los requisitos de la norma ISO 14001.
Certificaciones de economía circular
Correspondientemente, las certificaciones de economía circular no solo brindan reconocimiento por las prácticas sostenibles implementadas sino que también promueven el desarrollo de procesos y servicios más sostenibles en la cadena de valor.
Es decir, se debe establecer un modelo de gestión basado en la economía circular, proporcionando un punto de referencia para identificar los aspectos más relevantes de la economía circular a considerar. Esto facilita el inicio hacia la contribución a principios internacionales de economía circular.
Además, estas certificaciones ofrecen a las empresas la oportunidad de optimizar sus recursos y ganar reconocimiento ante clientes, el gobierno y la sociedad. Generalmente, está dirigido a empresas que ya poseen un Sistema de Gestión Ambiental o de Residuo Cero, y buscan adoptar un enfoque más integral de la economía circular.
Asimismo estas certificaciones se entregan una vez que la casa certificadora haya verificado el grado de cumplimiento de principios de Economía Circular por parte de la organización, esto en referencia al modelo de negocio implementado.
De la misma forma, suelen estar basadas en ciertos pilares, de los que se pueden obtener certificaciones más específicas, como es el caso de la certificación; “Proyecto Circular” o la certificación Estrategia 100% Circular de AENOR, de la cual se desprenden los sellos de Declaración Ambiental de Producto, Ecodiseño, Residuo Cero, Huella Hídrica, Gestión Energética, etc.
En el caso de algunas otras, por ejemplo el caso de ICONTEC, estos modelos están basados en otras normas, como la BS 8801:2017 Circular Economy – BSI y la GTC 314.
Certificaciones de residuo cero
Para empezar las certificaciones de residuo cero están diseñadas para abordar el desafío ambiental de la acumulación de residuos en vertederos, promoviendo un cambio en la manera en que se perciben y gestionan los residuos.
De esta manera, las certificaciones se orientan hacia la inversión de la pirámide tradicional de gestión de residuos, enfocándose en maximizar las acciones de prevención, reutilización, reciclaje y valorización energética de los residuos.
En definitiva el objetivo no es eliminar por completo la generación de residuos sólidos, sino organizar su gestión de manera que se reduzca su producción y prepararlos para un segundo uso o transformarlos en nuevas materias primas, reintegrándolas en los ciclos económicos y productivos.
Además, estas certificaciones se alinean con las políticas y directrices de importantes organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), el G20 y la Unión Europea, en relación con la economía circular.
Por esta razón, al obtener una certificación de residuo cero, las empresas demuestran su compromiso con prácticas sostenibles y responsables, alineándose con los esfuerzos globales para mitigar los impactos ambientales negativos y promover la sostenibilidad.
En esta ocasión, el proceso para obtener una certificación de residuo cero implica una evaluación exhaustiva por parte de la entidad certificadora, que realiza un análisis detallado de las prácticas de gestión de residuos de la empresa.
Al mismo tiempo durante este proceso, se identifican oportunidades de mejora y se emiten recomendaciones para optimizar la gestión de residuos.
Finalmente, al superar satisfactoriamente esta evaluación, la empresa recibe además de la certificación, una declaración que especifica el porcentaje de valorización de cada tipo de residuo gestionado dentro del alcance de la certificación, reafirmando así su contribución al desarrollo sostenible y a la economía circular.
Si de economía circular hablamos…
Hablar de economía circular, es hablar de la excelente gestión de los residuos sólidos y todo su proceso, además de como se mide a través de las certificaciones las cuales son muy importantes para que sean percibidas como entidades responsables y comprometidas en su contribución u cuidado con el medio ambiente.